El sábado pasado pintaba bien al amanacer. Fue sólo un espejismo. Todavía me quedan muchas piezas por encajar en mi cabeza, y en mi corazón también. Sigo haciendo daño sin darme cuenta, y hay dos personas que lo sufren en sus carnes. Por un lado está Erica, y por otro lado campanilla. Estoy intentando no pensar para no ofuscarme más. Intento dejar pasar el tiempo, algo que no sé si me ayudará del todo. Pero es lo único que puedo hacer ahora mismo. No sé si podré recomponer los trozos y volver a pegarlos. Será algo que mi actitud por un lado, y la predisposición por el otro dictarán sentencia.
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