Después de unos días en Gran Canaria, hoy volvimos a la normalidad. Una vez recogimos la casa, pusimos rumbo a la finca de Erica. Por de pronto, ya hay un cambio radical. Ahora ya podemos acceder a los dos bancales por una escalera.
El día estaba algo negro, en cualquier momento podía empezar a llover. Mientra Erica seguía peleando con los troncazos de pencas, yo iba acumulando la leña en la pequeña cueva. Todavía queda mucho, pero esto va cogiendo forma:
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