Cuántas tardes divertidas pasé de pequeño viendo las pelis de los Hermanos Marx. Eran unos genios de lo absurdo, de los diálogos de besugos y de las situaciones más surrealistas que uno pudiera imaginar.
En la mayoría de las historias, eran unos auténticos buscavidas y unos liantes. En la película "Una noche en la ópera", se produce un diálogo sobre un contrato que ha pasado a la historia como una de las mejores escenas absurdas de este grupo de hermanos humoristas:
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