Pensando en estar descansado el fin de semana decidí salir el viernes del piñata en vez del sábado. La noche no iba mal hasta que me robaron el móvil. Noté que alguien abría la cremallera del bolso, pero no tuve tiempo de ver quien fue entre tanta gente. Suerte que tenía un móvil antiguo en casa, aunque nada del otro mundo. Ahora toca seguir pagando la permanencia de un móvil que ya no tengo. La vida sigue y vamos recuperando los ánimos.
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