El otro día estuve con unos amigos comentando los resultados de las últimas elecciones locales. Los tipos no entendían cómo había conseguido tanta diferencia con el candidato del otro partido. Me preguntaron cuánto me había salido la campaña.
Pues la cosa fue muy fácil y económica. Si Jesucristo repartió pan y peces, yo me dediqué a repartir bocadillos de chorizo de teror. Tampoco faltó el cliper de fresa. Y es que no era cuestión de que todos los viejillos se me enyungaran y no pudieran ir a votarme.Ver anterior
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