martes, 10 de enero de 2012

Diario de un político... ( XV )

Desde hace tiempo quería ir de viaje a Cuba, más concretamente a la Habana. Así que le dije a mis asesores que se pusieran manos a la obra para organizar un acto de hermanamiento con dicha ciudad. Eso sí, el primer acto sería allí.

Me costó bastante convencer a mi mujer y a mi querida de que era un viaje institucional y que el número de componentes de la expedición era limitado. Allí tuvimos muchos actos protocolarios, acuerdos de colaboración, visitas a lugares pintorescos, etc... Al término del viaje, me tocaba dar un discurso de agradecimiento y buenos augurios para el futuro del nuevo hermanamiento: "Hola antonio, te escribo para contarte lo bien que nos lo estamos pasando en este viaje, no paramos de ir de garito en garito. Las mujeres aquí son de lo más, siento no haberte podido traer pero...." De repente me di cuenta de que este no era el discurso que me había preparado. Los asistentes tenían los ojos como platos. Mi secretario me había dicho que el discurso lo tenía en el bolsillo derecho de la chaqueta, en el de la izquierda tenía la carta que le iba a mandar a un amigo.Ver anterior

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