Un sol, una casa, el humo de una chimenea, el césped y una flor. Las generaciones van pasando, pero nuestros juegos de niño se siguen manteniendo. Es lo que se ve pintado en el suelo del parque de Tomé Cano. Laura Delia pertenece al siglo XXI, yo al siglo XX, pero seguimos teniendo cosas en común.
Se llevó la bici para seguir practicando, pero también jugó al teje con otros niños. Hacía décadas que no veía la secuencia de números pintados en el suelo. Me trajo recuerdos de mi infancia, recuerdos de todo lo que me enseñó mi abuelo. Son muchas las anécdotas que tengo de pequeño con él, pero es una historia muy larga para contarla ahora:
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