Cuando te dieron la alternativa para dirigir al Barza, casi nadie daba un duro por ti. Muchos Ágoras del fútbol, sobre todo periodista, llegaron a pronosticar un paso efímero por este gran club. Tampoco nadie pudo imaginar que fueras a marcar una época imborrable para todos los que nos sentimos aficionados del F.C. Barcelona.
Recuerdo que en tu primer año, las cosas no empezaron bien. Una derrota fuera contra el Numancia, y un empate en casa con el Santander. A partir de ese momento, empezó una trayectoria llena de títulos que decides cerrar esta temporada. Creo que lo que más te avala no son los triunfos conseguidos, sino los varios giros de tuerca que diste a este deporte-circo llamado fútbol. Y es que mejorar una filosofía que empezó Cruiff, en la que tu fuiste una de las piezas fundamentales, parecía casi imposible. Tú siempre has dicho que el mérito lo tienen los grandes jugadores que has tenido a tu cargo. Es verdad que no es normal tener a tanto jugador bueno junto, pero también es verdad que hay que saber llevar un trasatlántico como lo es el Barza. También has sabido tener el temple para mantenerte firme en las ruedas de prensa, sobre todo teniendo a un Mourhino constantemente buscándote las cosquillas. Sobre ésto, me quedo con dos momentos claves. Uno fue cuando ya harto de la desidia de este fantoche llamado Mourhino, preguntaste por la cámara de Mou, y dejaste claro quién eras tú y quién era él. El otro momento fue esta misma temporada, cuando Mourinho se empeñó en afirmar que todos los entrenadores eran iguales. Tú dejaste claro que no te parecías a él, y mucho menos querías parecerte a él. Y es que hasta para irte, te tienen que buscar tres pies al gato. Que el segundón en el banquillo del Madrid, un tal Karanka, menosprecie lo que has hecho por el fútbol, demuestra lo grande que has sido. No se puede esperar más de alguien que está a las órdenes de Mou. En fin Pep, simplemente te doy las gracias por todas las alegrías que nos has dado a los aficionados del Barza y al fútbol espectáculo en general.
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