miércoles, 28 de agosto de 2013

Anoche soñé contigo, amigo Tano...

Llevaba ya muchos meses queriendo recordarte, amigo Tano. Sólo me faltaba conseguir una foto, y gracias a tu hija Dara ya no tengo excusas. A veces las energías son las que dictaminan cuándo es el momento, y me lo transmitiste anoche en un sueño que parecía tan real como la vida misma. Precisamente ayer le dije a Dara que no me había olvidado, pero el trabajo me tenía absorbido. Será que hoy me ayudaste por la mañana en la oficina para que hoy te pudiera prestar la atención necesaria para recordarte como te mereces?


Ella me dijo que no me preocupara, que sabía que lo iba a cumplir, pero apareciste tú en el sueño. Yo estaba sentado en un especie de sofá y había mucha gente alrededor. De repente giré la cabeza a un lado, y al volverla a girar, estabas sentado al lado mío tal y como te conocí el primer día. No decías nada, y yo tampoco. En un instante volvieron a mi mente muchos recuerdos y me desperté. Me levanté de la cama y fui a la nevera a buscar agua y me volví a dormir con la necesidad de dedicarte unas palabras.

De ti recuerdo mis principios en el Club de La Caja de Las Palmas. Llegamos una pandilla de críos: los hermanos Perdomo, Gustavo Sánchez,  Josué Perez, Luis León y unos cuantos más, y formamos la cadena de filiares del club. Creo que llegamos a tener hasta el CIDA "D". Lo siento Tano, como jugador no eras muy bueno, pero recuerdo que eras nuestro Capitán. Bueno, más bien fuiste nuestro Padre dentro del club. Sabías transmitir ánimos e ilusión,  y eso movía montañas.  La frase que siempre recordaré de ti fue:"Los ojos son clmo niños,  y hay que cuidarlos". No pienso explicarla, quienes realmente te conocieron, sabían el significado. Gracias a ti conocí los "Grau". Recuerdo que cuando me los enseñaste,  no dudé en comprármelos. Buenas veladas pasamos en los desaparecidos "Billares Bahía". Un recuerdo que tengo siempre es que, tras venir de jugar el primer Activo de Agaete, mientras jugábamos al billar,  habías dicho que al día siguiente no ibas. Yo no me enteré, y al día siguiente estuve haciendo el tonto esperando a que me recogieras. El viaje hasta Agaete fue una Odisea,  pero esa es otra historia. También recuerdo el año que estaba valorando irme del Club. Convocaron una reunión a mis espaldas, y tú me llamaste a casa para decirme que viniera porque todavía yo pertenecía al equipo. En fin amigo, hay muchos más recuerdos, y quien sabe si qlguien más se anima a recordarlos. Sólo te digo una cosa Tano, fuiste como un Padre para mi, y será difícil no tenerte en mi recuerdo.

PD: Ha sido la crónica que más me ha costado escribir. Cada 4 líneas soltaba varias lágrimas. Pero te merecías un pequeño recuerdo de mi parte. Ya nos veremos amigo. Y sigo llorando...

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